Te alejaste una tarde de verano
y quedé ensimismado en mi tristeza,
yo sabía que aquella despedida
tendría consecuencias venideras.
Y llevaste tus pasos hacia el mundo
a buscar los señuelos y promesas,
de una vida quizás más sosegada
que rondaba tal vez por tu cabeza.
Yo vagué pensativo tras tus pasos
y seguí las señales de tus huellas,
hasta verte abrazar el horizonte
y perder tu figura y tu silueta.
Me quedé con mis lágrimas guardadas
y en el alma el recuerdo de tu esencia,
esa dulce mirada de tus ojos
y la voz juvenil y tan serena.
Me quedé como quedan los amantes
que discurren en libros y novelas,
con la pena en el pecho acentuada
y el sabor agridulce de tu ausencia.
No tenía argumentos para darme
porque amar es motivo de ceguera,
y te amaba sin duda ni recelo
como aman los niños y poetas.
Una vez me dijiste que me amabas
y creí tus palabras muy sinceras,
porque yo repetía en tus oídos
esas mismas palabras con sus letras.
Yo pensé que parábamos el tiempo
para oír y charlar con las estrellas,
y escuchar de las olas cantarinas
el susurro y rumor de las mareas.
Pero fue un espejismo, solamente,
y el cristal devolvió la sutileza,
"te marchabas", dijiste en un suspiro
sin saber ni siquiera mi respuesta.
Ahora siento que el sueño ha terminado
y también tantos versos y poemas,
ha perdido mi vida la dulzura
y el candor que dejaba tu presencia.
"...Te alejaste una tarde de verano
y quedé entristecido por la pena,
yo sabía que lejos te marchabas
para ir a otros brazos prisionera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/07/12
Un amor que se fue, un amor que quizá no fue.
ResponderEliminarBesos Rafael.
Guau. Qué fuerza.
ResponderEliminar¡Parece tan fácil decir lo que dices y es tan dificil decirlo!
Me gustó el poema, especialmente el final.
Un abrazo.
Todas las historias, (reales ó ficticias), son así Pepa, ¿no crees?.
ResponderEliminarBesos también para ti.
Gracias Laura, pero a veces cuesta mucho encontrar la palabra adecuada que quieres transmitir.
ResponderEliminarUn abrazo.
así pasa cuando el amor se queda en uno, y en el otro simplemente se desvanece, el que está dentro no acusa recibo, y sigue pulsando y sigue movilizando sentimientos fuertes
ResponderEliminarmuy buen poema Rafael, un abrazo y muchas gracias por tu huella en lo de Fernando
ten una semana genial
Lejanía que entristece, que no entiende de razones, sólo de sentimientos y empaña el corazón.
ResponderEliminarUn beso.
Rafael, un poema triste, lleno de un amor que tras haber partido ha dejado impregnado su sabor en la boca memoriosa del alma.
ResponderEliminarUn beso inmenso.
Gracias a ti Elisa, fue una sorpresa agradable pasar por el Blog de Fernando.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Un beso María y feliz noche.
ResponderEliminarGracias Paula por tu visita y comentario.
ResponderEliminarUn beso inmenso también para ti.
Un bello poema donde la nostalgia de ese adiós lo llena todo.Y es que hay despedidas que ya nunca se van del alma.
ResponderEliminarUn placer Rafael.
Gracias por tu visita y comentario Jerónimo.
ResponderEliminarUn abrazo.