Apaga ya la luz que tengo sueño
y quiero descansar con las estrellas,
aquellas que aprendieron nuestros nombres
y luego nos contaron mil leyendas.
Recuerdo aquellas noches del verano
andando sin cesar por la ribera,
la brisa nos llegaba dulcemente
en forma de caricias y poemas.
Un verso me venía hasta los labios
corriendo por la sangre de las venas,
palabras y suspiros de mi pecho
surgidos del salitre y las mareas.
Tus ojos, que miraban fijamente,
buscaban mis pupilas tan inquietas,
y en ellas la razón de los suspiros
y el beso que escondían esas letras.
Tenía la paciencia del marino,
la dulce cualidad de su inocencia,
el rostro muy curtido del salitre
y el alma endurecida por las penas.
Tu mano entre mi mano palpitaba
queriendo que sintiera tu presencia,
me hablabas de mil cosas diferentes
ausentes de prejuicios y cadenas.
De pronto nos paramos en silencio
buscando por el cielo las Perseidas,
y solo contemplamos el vacío
y el paso solitario de un cometa.
Temblaron las dos almas juveniles,
pedimos un deseo con presteza,
y unimos nuestros labios en un beso
queriendo que el deseo se cumpliera.
...Y luego contemplamos a las aguas
en medio de la noche tan serena,
las olas que llegaban indolentes
venían con su gracia y su belleza.
Y así participamos tantas noches
del mar tan especial de nuestra tierra,
pudiendo compartir la fantasía
de barcas, marineros y sirenas.
"...Apaga ya la luz que tengo miedo,
y debo descansar aunque no quiera,
el tiempo y el pasado no perdonan
y lloran en el cielo las estrellas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/07/12
Apagar la luz del tiempo,
ResponderEliminarlas sombras del pasado,
y ser capaz de no llorar
hasta perder el miedo
o hasta tropezar de bruces
de nuevo con su sueño.
Un abrazo en la noche.
Sí, Mafalda, así es y así sucede muchas veces.
ResponderEliminarUn abrazo también para ti.
Qué hermoso es buscar en el cielo los milagros, pero con un espiritu pacífico, sereno, el que el amor en el alma y en el cuerpo le otorgan.
ResponderEliminarQuizás en el poema lloran en el cielo las estrellas del pasado, pero al cerrar los ojos se vuelven a añorar, a encontrar, y se vuelve a vivir nuevamente todo lo que se amó (y se ama)...
Bellísimo,querido Rafael.
Un abrazo grande esta mañana de martes.
Rafael, los recuerdos son nosotros mismos y siempre están ahí, tristes o alegres.Me ha gustado mucho tu poema.
ResponderEliminarGracias por tus palabras cariñosas,Un beso grande
Gracias Maritza por ver en el poema esas estrellas en el cielo llorando. Ellas son muy sensibles, quizás como las almas de los poetas, y lloran y sonríen y hablan y...
ResponderEliminarUn abrazo también para ti en la mañana.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQue bonito los amantes descansando con las estrellas, con los besos, los deseos y los sueños. Abrazos Rafael.
ResponderEliminarSi los recuerdos nos hacen daño mejor dejarlos pepi B, quedémonos con aquellos que nos arranquen una alegría de los labios.
ResponderEliminarUn b eso grande también para ti.
Es una escena muy repetida en cantidad de imágenes y autores, con un fondo muy romántico.
ResponderEliminarUn abrazo Pepa.
Es muy bello recordar cosas bellas mirando las estrellas, y que siempre resplandezcan en los sueños.
ResponderEliminarAbrazos alados, Rafael.
ay, debo confesar que me has emocionado hasta límites insospechados, Rafael. Hermosos recuerdos de tiempos de juventud, cuando se pedían deseos a las estrellas, y palpitaban las manos y los labios esperando el beso.
ResponderEliminarPrecioso, y además con lo difícil que es hacer un poema rimado. Excelente.
Reza para que vuelva la brisa de poemas.
ResponderEliminarTu ritmo es un desbocado y luego un tiento sútil.
Eres muy musical.
Saludos Rafael.
Sí, Diana, es bonito recordar cosas bellas, lo reconozco.
ResponderEliminarAbrazos para ti.
¿Acaso no hemos vivido todos algo parecido?, ¿no hemos formulado esos deseos?, ¿no hemos tenido esos sueños?... Entonces si ha sido así, ¿por qué no lo dejamos salir de nuestras almas?, ¿tan difícil es?.
ResponderEliminarEn cuanto a la dificultad de hacer un poema rimado, Ángela, he de reconocer que si uno se acostumbra a escribir así, no tiene grandes problemas para ello. Todo es hábito y perseverancia.
Un abrazo en la noche.
Sonrío al leer tu comentario y casi pienso, (según tu descripción, Beatriz), que es como una música que suena y alguien la escucha con los ojos cerrados. (Perdona por esta visión, quizás tan pedante).
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Tal vez, alguna estrella se posó en tu mar, Rafael, y sea por eso que ilumina tanto tu corazón.
ResponderEliminarUn abrazo de amanecer.
FINA
Mi mar, como la de todos nosotros, después de galernas y tempestades ahora está en paz y en calma. No hay estrellas posadas en él y simplemente admiro las que veo y sueño colgadas en el cielo.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día Fina.