Compartimos, amor, una trainera
embriagados de voces y folías,
yo miraba tus ojos en la playa
reflejar las farolas de la orilla.
Era un sueño de cantos y corales,
con sirenas llegando con la brisa,
los marinos cruzaban con la pesca
de regreso hacia el puerto, en las barquías.
Unos remos urgando en los toletes
elevaban al cielo melodías,
eran arpas mezcladas con las olas
proclamando la paz de la bahía.
Yo miraba tus ojos fijamente
y veía el salitre en tus pupilas,
me gritaban con voz desesperada
que la mar y resaca ya volvían.
Que también regresaba la galerna
con el viento de oeste tan temida,
y tras ella venía, en otra barca,
a buscarte el destino con su prisa.
Compartimos, amor, aquel momento
y bogamos más fuerte todavía,
volaban las gaviotas a la costa,
cruzando en bajamar por las marismas.
No puedo asegurar cuánto gozamos
la magia de vivir tal poesía,
amábamos el mar y a los marinos,
las calles de la villa y sus ruinas.
Amábamos, como aman los grumetes,
que llaman en la nueva amanecida,
y gritan por las calles y en portales
el ¡ale!, y el aviso de la cita.
Es el mar ese viejo compañero,
que acuna a las traineras en su quilla,
uniendo la bonanza en sus canciones
y haciendo que naveguen más tranquilas.
Compartimos, amor, junto a las redes,
el sueño más hermoso de la vida,
soñamos, embriagados de salitre,
y amamos a la mar con alegría.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/07/12
Hay momentos mágicos qeu nunca se olvidan y éste debió ser uno de ellos. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario en mi blog.
Un abrazo.
Esta tarde me contaron el drama y sin querer, me salió este poema.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche Laura.
Un sueño compartido, no importa lo que haya venido después, es toda una historia grabada en la piel y en el corazón.
ResponderEliminarUn sueño junto al mar, sin embargo, toma el cariz de algo tan intenso que ni las olas que golpean la playa podrán jamás borrar.
Muy hermoso, amigo mío.
Besos, y abrazos miles.
Forma parte de una historia real en el drama. Lo demás es fruto de mi imaginación. Quizás algún día escriba sobre este trágico suceso.
ResponderEliminarGracias Maritza por tu visita y comentario.
Besos y abrazos también para ti en esta noche.
Muy pero muy hermoso querido Rafael
ResponderEliminarGracias por estar presente en mi blogg, gracias de verdad
Un abrazo
...Y, con eso tan grande que compartieron han de quedarse y, de ello alimentarse en los peores días de hambre que sufre todo amor.
ResponderEliminarUn hermoso y marinero amor,tan hermosos como tu poema marinero.
Abrazos
Un bello compartir junto al mar. Un tiempo que no se olvida. Abrazos.
ResponderEliminarGracias a ti Patricia por tu visita y comentario.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias TriniReina por haber sabido captar ese aroma marinero del poema.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde.
Sí, Pepa, es una conmovedora historia a la que he intentado adornar con esos toques del mar y la ribera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Admiro al poeta que sabe conjugar las letras...y tu Rafael, eres uno de ellos...
ResponderEliminarBesos caribeños.
Bellísimo texto que brinda tributo a la imagen que acompaña tus versos, ¿o al revés?, el caso es que sin duda es un tributo a lo compartido.
ResponderEliminarUn cordial saludo Rafael.
Gracias por tu comentario India Rebelde.
ResponderEliminarBesos también para ti.
En realidad sí es como dices América, un tributo a una imagen conocida en parte, tras una conversación, una historia y un poco de fantasía. Quizás así nacen los poemas.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.