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martes, 17 de julio de 2012
LA OTRA TARDE COINCIDIERON NUESTROS PASOS...
La otra tarde coincidieron nuestros pasos
y charlamos de nosotros.
Hablamos de tu vida y de la mía,
de problemas inherentes en las mismas,
de sucesos ocurridos y pendientes
y de otros cancelados por el tiempo.
Sin embargo yo no pude resistir la tentacion
y volví con mis recuerdos
a ese tiempo del pasado y allí estuve, nuevamente,
en el cuadro que conservo en la memoria.
La Ciudad de los Recuerdos vino a mi,
como hace años, con sus brazos extendidos,
con sus casas bordeando el altozano,
la ribera de su río
y abrazando dulcemente, en un suspiro,
las casonas y las plazas que rodean
esa estampa tan sublime,
donde una catedral, con sus torretas, es la enseña
y el suspiro que domina la campiña.
Bello cuadro y linda imagen que no borro de mi pecho,
porque en él también está tu cuerpo y tu figura,
la sonrisa encantadora
y los ojos de avellana que recuerdo,
el olor del cigarrillo que fumabas,
los paseos junto al río,
los proyectos compartidos de un futuro impredecible,
las caricias y los besos de los labios soñadores,
los dibujos en tu cuerpo de mis dedos
recorriendo sus colinas.
...Pero todo quedó atrás y lo sabemos,
tras la eterna despedida de una tarde,
con las lágrimas saliendo de los ojos
y ocultándonos el miedo cada uno.
Era tarde y no había tiempo.
La distancia comenzaba nuevamente, en nuestras vidas,
a marcar otras derrotas, otros rumbos diferentes,
otras costas no queridas
y alejadas de nosotros.
Y dejamos con pesar Ciudad Recuerdo
y los sueños encendidos de esos fines de semana
se apagaron lentamente
y quedaron sus cenizas de recuerdo
en nuestras almas.
Hoy las traigo y las rescato,
las deseo y las anhelo.
Es un tiempo que quisiera recobrar a toda costa.
Es tu cuerpo el que preciso y necesito,
es tu alma la que quiero
y es tu sueño, con mi sueño
el que quiero revivir eternamente.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/07/12
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Bellísima crónica de un encuentro con el pasado... Me fascinó.
ResponderEliminarUn abrazo.
PD: Gracias por tus comentarios en mi blog; no puedo contarlos personalmente como hago con los demás comentaristas,porque no tengo tu correo. El mío: lauracaro66@gmail.com
Un encuentro con deseos aún vivos de un pasado lejano, que quizá en un futuro vuestros pasos anden juntos. Abrazos...
ResponderEliminarHay recuerdos que traicionan, que se escapan de la memoria de repente y reviven una bella historia.
ResponderEliminarMuy bellas letras, Rafael!
Besos en el alma. Y gracias por estar siempre presente en mi mundo alado.
Me alegro de que te gustara este paseo por mi prosa poética de hoy Laura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es posible Pepa, que los deseos, aún vivos del protagonista estén aún en esa Ciudad Recuerdo y en esa mítica figura con la que comparte su monólogo... ¡Es posible!
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde.
Es bonito leer lo que dejas en tus "comentarios alados" Diana.
ResponderEliminarBesos también para ti con mi historia de hoy.
Rescatar el deseo, el encuentro, el sueño, los recuerdos para hacerlos sentir cerca, para besar su piel húmeda y acariciar su alma.
ResponderEliminarUn beso.
Todo eso y más se rescata de la Ciudad de los Recuerdos que cada uno llevamos dentro María, estoy seguro de ello.
ResponderEliminarUn beso en la noche.
"Era tarde y no había tiempo"
ResponderEliminarLástima, o quizá era mejor así: mantener intacta la ciudad de los Recuerdos tiene sus ventajas también.
Buena y feliz noche.
Quizás todo tiene su motivo María, no sabría decirte. De todas formas, como bien dices, me quedo con esa parte importante de la Ciudad Recuerdo que tanto pudo significar para èl protagonista.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.