Pide un milagro,
te dijo aquel arcángel,
sin tú pedirlo.
Y se animaron
tus ojos tan sinceros
y tan azules.
Ojos con vida
cargados de hermosura
y de ilusiones.
Ojos de infancia
buscando mariposas
entre las olas.
Olas de felpa
venían, desdoblándose,
hasta la arena.
En sus orillas
dejaban utopías
para tus labios.
Y allí soñaste,
jugaste con cometas
y con sirenas.
Pero viviste,
sin duda, aquel milagro,
intensamente.
Hoy tú recuerdas
al ángel y al poeta
de los paseos.
Sus alas blancas
sirvieron de consuelo
a tus delirios.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/07/22
Tienes una mirada de niño y un corazón de cielo, Rafael
ResponderEliminarBeso
Gracias por tus palabras Mujer de Negro.
EliminarBeso.
Un arcangel, el mar y tu imaginación; dan como resultado un bello poema.
ResponderEliminarUn abrazo.
mariarosa
Gracias por tus palabras María Rosa.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Siempre hay que creer en los milagros porque hailos los hay . Solo hace falta creer. Un beso Rafael.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Campirela.
EliminarUn abrazo en la noche.
Hay deseos o milagros que a veces se consiguen.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo.
Un bello poema que nos lleva a ver al ángel y sentir al poeta cómo sueña.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gracias Sneyder.
EliminarUn abrazo.
Es bellísimo, poeta ❤
ResponderEliminarGracias Galilea.
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