Día de luz y de sol con el suelo mojado
y la temperatura agradable.
Salí a pasear y pude ver a la "mariposa amarilla",
mi mariposa,
volando, en el camino.
Sin duda me alegró la mañana
y puso un toque especial al paseo.
Atrás quedó el día gris de ayer
y esa sensación de tristeza que me abrazó profundamente.
Mis ojos seguían ese vuelo nervioso,
con los saltos en el aire de las diminutas alas
que trazaban dibujos invisibles en el cielo.
Quizás, sin darme cuenta, cerré los ojos del alma
y quise dormir profundamente.
Quizás quise subirme a esas alas
y sentir su calor para embriagarme entre ellas
y soñar con las nubes.
Quizás caminé de otra manera,
pero con la sonrisa en los labios y en el corazón,
pensando, que en algún lugar, puede que cerca,
las nubes y mi "negrita" estarían jugando,
intercambiando bromas,
persiguiéndose de una manera infantil,
como hacen los niños.
Así llegué a casa y pude darme cuenta
de que había soñado y de que la vida continuaba,
aunque esta vez, gracias a mi "mariposa amarilla",
tenía un motivo para gozar de la vida,
para sentir sus latidos
y para buscar ese susurro que me habla
y me dice que "adelante",
que hay que seguir caminando, soñando y amando
para encontrar la poesía cada día.
02/09/19
(Guardado 16/07/22)
Sublime poesía. Emocionan tus versos, esa mariposa amarilla debe de haber escapado de mi jardín, porque ninguna de ellas aparece, ni las blancas ni las amarillas,. Que disfrutes de un bonito día de sol.
ResponderEliminarmariarosa
Esperemos que vuelvan a tu jardín en breve tiempo, María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Buen paseo, con buena compañía y hasta una cabezadita.
ResponderEliminarPor la poesía. Un abrazo
Gracias Maripay, por la poesía.
EliminarUn abrazo.
Cuando tu compañia de paso es una linda mariposa tienes asegurado que algo bello encontrarás. Un lindo poema repleto de nostalgia y realidad. Un beso.
ResponderEliminarEs bonita su compañía, Campirela, estoy seguro de que a ti también te gustan.
EliminarUn abrazo y feliz noche.