En la alacena
tenías un cuaderno
con mis poemas.
Era un regalo
con muchas mariposas
entre sus letras.
Tú sonreías,
la tarde del regalo,
y yo también.
Porque cambiaron
de dueño aquellos versos
y fueron tuyos.
Dijiste "gracias"
y luego me besaste
en la mejilla.
Éramos niños,
parábamos el tiempo
sin darnos cuenta.
Y en nuestros juegos
buscábamos la vida
y sus latidos.
Vida y poemas,
surgían de la nada
en las pupilas.
Porque soñamos
hacer que lo imposible
fuera posible.
¡Tierna niñez
que guardas con sus versos,
en la alacena!
Rafael Sánchez Ortega ©
02/12/22
Ese tipo de alacenas están llenas de versos lindos, y como ejemplo estos que nos compartes. Feliz fin de semana Rafael.
ResponderEliminarGracias Carmen.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Cuando uno es poeta en este caso tú, lo es desde nacimiento, y que recuerdos mas bonitos esos primeros versos. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo en la noche.
Tierno y hermoso poema…
ResponderEliminarLos versos brotan desde ese sentir que memora y cobija latidos…
Siempre un placer, querido amigo.
Abrazo grande, y muy feliz finde 💙
Gracias por tu comentario Ginebra.
EliminarUn abrazo en la noche.
Y ese niño sigue ahí, escribiendo para su amor y para un mundo mejor.
ResponderEliminarQue tengas un lindo final de semana amigo.
Paty
Gracias Paty.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Regalar una libreta para poemas es tal vez el mejor regalo que nos pueden hacer de niños.
ResponderEliminarUn abrazo
Pienso igual Maripau.
EliminarUn abrazo.
Escribir es un privilegio
ResponderEliminarSaludos
Gracias Elisa.
EliminarSaludos.
Ese cuaderno perdura en el tiempo, porque inspiró otros muchos cuadernos de poesía y vida, que nos compartes cada día, amigo. Muy bello e inspirador.
ResponderEliminarMi abrazo siempre y mi ánimo, Rafael.
Gracias María Jesús.
EliminarUn abrazo.