Sonríe, clara,
el agua cristalina
de los arroyos.
Bajan del monte
deshielos, de la nieve,
allí se forma.
Y tú la miras,
te fundes con sus gotas
y hasta navegas.
Vas por el río,
recorres los meandros,
bajas al mar.
En él te duermes,
tu cuerpo se relaja
y hasta sonríes.
Son dos sonrisas
que se unen y se juntan,
bajo los cielos.
Y sobre el mar,
de yodo y de salitre,
duerme otro agua.
El agua, clara,
de nieve, cristalina,
con tu sonrisa.
Y es que esa unión,
la luna la bendice,
igual que el sol.
Ríos y mares,
unid vuestras caricias
en paz y amor.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/12/22
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