En la pared
tu nombre destacaba
con linda letra.
Éramos niños,
jugábamos sin freno
y a ser mayores.
Recuerdo el acto
de ir hasta la tapia
para escribir.
Nada mejor
que allí poner tu nombre
como tatuaje.
Y allí quedó,
pintado y bien visible,
para los ojos.
Todos los niños
sabían que tú eras
quien reflejaban.
Pura inocencia
que hoy, al recordarlo,
me hace reír.
Fueron instantes
vividos plenamente
siendo sinceros.
Aquellos años
no vuelven, ya marcharon,
con la pared.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/01/23
Esos años siguen latiendo en el corazón, y aunque ya no seamos pequeños de tamaño, somos un poco pequeños en nuestras actitudes, es lo que creo que a veces nace pero lamentablemente reprimimos. Luchemos para que no sea así y mantengamos esa chispa, esa luz de inocencia que nos hace ser mejores personas en un mundo que peca de hostilidades.
ResponderEliminarQue tengas un gran día amigo, buscando ese muro o creando otro.
Paty
Gracias por tus palabras Paty.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Si las paredes nos hablaran de aquellos años pequeños, no tienen voz, pero si guardan el recuerdo. Feliz tarde. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Quizás se fueron y quedaron lejos, pero viven en el corazón eternamente, muy bonito.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario.
EliminarUn abrazo.
Estamos ya muy de vuelta.
ResponderEliminarGracias Erik
EliminarSaludos.
Ta vez los primeros poemas eran en la infancia , cuando casi sin saber escribir hacíamos dibujos en la pared o en el pupitre donde casi con garrapatos escribíamos el nombre de la niña o niño que te gustaba rodeado de un corazón y a veces hasta con una flor. Bellos recuerdos.
ResponderEliminarAsí fue, como bien dices, Campirela.
EliminarUn abrazo y gracias.
Las tizas dibujando nombres, que llegan a ser como saetas al corazón.
ResponderEliminarBonito, y dulce. Un abrazo
Gracias Maripau.
EliminarAbrazo.
Evocador poema
ResponderEliminarBuena semana 👍
Gracias Elisa.
EliminarFeliz fin de semana.
Aquellos tiempos de inocencia, asombro y profundo sentir.
ResponderEliminarLa de cosas que al recordar nos hacen reír, sí.
Abrazo, Rafael.
Es como dices, Verónica
EliminarAbrazo.