Miras al campo
y empiezas la mañana
del nuevo día.
Hay en tus ojos
neblina y esperanza
de la jornada.
Afuera llueve
y ves a los cristales
algo mojados.
Aunque a lo lejos
el sol se asoma tímido
poquito a poco.
Tus pensamientos
están en otra parte,
lejos, muy lejos.
Hay una copa
que tienes en la mano
de aperitivo.
Sabes que tienes
que ir a tu trabajo
y ya es la hora.
Presto, te vistes,
alegras la sonrisa
y estás dispuesta.
La cara seria
la dejas en tu casa
por unas horas.
Con la tormenta
el agua de la lluvia
riega las calles.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/01/23
La lluvia se regenera, limpia, y así se lleva mejor el día.No hay nada más natural que mirar el campo. Un abrazo Rafael.
ResponderEliminarGracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Es precioso. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Inma.
EliminarUn abrazo.
Lo natural se respira en tu poema
ResponderEliminarSaludos
Gracias Elisa.
EliminarSaludos.
Tantas veces el trabajo nos evade que se agradece.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Gracias Verónica.
EliminarAbrazo.