Hasta las olas
se enfadan y cabrean
con las mareas.
Luego descargan
sus golpes en la costa
y en arrecifes.
En las resacas
se vuelven muy gruñonas
mientras se calman.
Van a las playas
de arenas muy doradas
y otras oscuras.
Allí descansan,
se estiran y se duermen
con las gaviotas.
Es un paréntesis,
un tiempo de descanso
para seguir.
Luego, a su hora,
se alertan sus sentidos
y se despiertan.
Vuelve la lucha
del mar contra la tierra,
golpe tras golpe.
Y aquí, los vientos,
por medio de galernas
tienen la culpa.
Los temporales
de sur y sudoeste
son los causantes.
Es la pelea
del mar y de las olas
que ofrece al hombre.
Golpes de mar
con olas desbocadas
del padre invierno.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/01/23
Las olas y el mar agitan con calma otra vez como cuentas, como la vida misma.
ResponderEliminarQue estés bien Rafael.
Te dejo un abrazo
Gracias por tus palabras y deseos, Cora.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Acertado poema para el tiempo que está haciendo. un abrazo.
ResponderEliminarGracias Laura.
EliminarUn abrazo.
Las olas podrían ser las lágrimas del mar, estas se alteran cuando brava está. Un abrazo.
ResponderEliminarEs bonito lo que dices Campirela.
EliminarUn abrazo.
Siempre preciosa tu poesía. 👏🏼👏🏼
ResponderEliminarGracias Galilea.
EliminarAbrazo.