Sentado en aquel cruce de caminos
un hombre musitaba una plegaria,
quizás una oración en el descanso
por ver a su estación ya más cercana.
Es cierto que quedaba una llanura,
y el sol en el desierto las alarga,
pero algo le decía, en sus latidos,
que pronto llegaría a su posada.
Paciente peregrino que cansado
buscaba su respuesta en la distancia,
la pluma en el tintero de la vida
y el beso tan ansiado que soñara.
La imagen tan sutil y sugerente
trazaba melodías en las almas,
aquellas que llevaban sus zapatos
y estaban esparcidas en la nada.
A veces convencía al horizonte
en ser tras esa raya, imaginaria,
el puerto tan sublime y generoso
que acoge al caminante, sin palabras.
Y entonces se revuelven los sentidos
al ver ese destino en lontananza,
prendido entre las letras de unos versos
y el paso por el bosque de unas hadas.
¡Bendita sensación la del poema
que arranca de los hombres tanta infancia!
los lleva a los umbrales de otra vida
que nace y se renueva en las entrañas.
Hay mucho de candor y de inocencia,
incluso la pasión tiene su pausa,
en medio de galernas y temblores
del hombre que resiste en su batalla.
"...Sentado en aquel cruce de caminos
un hombre, estremecido, se acordaba,
del niño del pasado y del presente
y el beso que unos labios le dejaran..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/06/16
un hombre musitaba una plegaria,
quizás una oración en el descanso
por ver a su estación ya más cercana.
Es cierto que quedaba una llanura,
y el sol en el desierto las alarga,
pero algo le decía, en sus latidos,
que pronto llegaría a su posada.
Paciente peregrino que cansado
buscaba su respuesta en la distancia,
la pluma en el tintero de la vida
y el beso tan ansiado que soñara.
La imagen tan sutil y sugerente
trazaba melodías en las almas,
aquellas que llevaban sus zapatos
y estaban esparcidas en la nada.
A veces convencía al horizonte
en ser tras esa raya, imaginaria,
el puerto tan sublime y generoso
que acoge al caminante, sin palabras.
Y entonces se revuelven los sentidos
al ver ese destino en lontananza,
prendido entre las letras de unos versos
y el paso por el bosque de unas hadas.
¡Bendita sensación la del poema
que arranca de los hombres tanta infancia!
los lleva a los umbrales de otra vida
que nace y se renueva en las entrañas.
Hay mucho de candor y de inocencia,
incluso la pasión tiene su pausa,
en medio de galernas y temblores
del hombre que resiste en su batalla.
"...Sentado en aquel cruce de caminos
un hombre, estremecido, se acordaba,
del niño del pasado y del presente
y el beso que unos labios le dejaran..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/06/16
Buenos días...hermosos sentimientos de recuerdos y ternura ...feliz domingo...
ResponderEliminarabrazos
Marina
Gracias por tus deseos Marina y, aunque con retraso, te deseo una feliz semana.
EliminarAbrazos.
Me identifico con ese caminante sentado en el cruce de caminos...
ResponderEliminarBesos.
Gracias Carmen.
EliminarBesos.
Cuanta añoranza en este cruce de caminos, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarFeliz tarde de domingo y comienzo de semana.
Un abrazo Rafael.
Gracias Carmen por tus palabras.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Sin duda ese cruce deja al peregrino imaginar en versos y soltar en poesía.
ResponderEliminarMil besitos, Rafael.
Así es Auroratris.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Versos teñidos de nostalgia, de momentos pasados que no volverán.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana
Fina
Espero y deseo que algunos momentos de esos, vuelvan y renazcan Fina.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
muchas gracias por tu comentario...
ResponderEliminarfeliz noche
un gran abrazo
Marina
Gracias a ti Marina, siempre es un placer.
EliminarUn abrazo y feliz noche.
Yo a veces me detengo y me quedo perdida en ese cruce, profundo y hermoso Rafael un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarCreo que todos lo hacemos alguna vez, Bea.
EliminarUn abrazo.
Me encantó el alma de peregrino lleno de ilusión y de experiencia, que nos muestra el paso del tiempo y la permanencia del sentimiento...Mi felicitación, Rafael.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz tarde, amigo.
M.Jesús
Gracias por tus palabras, María Jesús.
EliminarUn abrazo en la tarde.