Murió la rosa
por culpa de unos dedos
que la cortaron.
Mano nerviosa
segando aquellos pétalos
maravillosos.
Quizás pensaba
donarla, cual regalo,
a otra persona.
Murió la tarde
después de un largo día
de aburrimiento.
Se cansó el sol,
que dio paso a la noche
tras el ocaso.
Y se quedaron
inquietas, en la tarde,
las mariposas.
Murió el amor
quizás porque el cariño
se terminó.
Y aquellos ojos,
que hablaban sin palabras,
enmudecieron.
Nos separamos
los dos, sin rumbo fijo,
y a la deriva.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/04/21
Hoy nos dejas un poema con tristeza la perdida de un amor, cuando el amor se marchita es dolor, pero bueno lo miraremos con ojos de esperanza porque esa flor volverá a crecer y será amada otra vez. Un abrazo Rafael.
ResponderEliminarGracias por ver todo eso en mis versos, Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz martes.
Pobre rosa, signo de los amores que se terminan.
ResponderEliminarMuy bonito poema.
marairosa
Así es la vida, todo para y nada queda...
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto Rafael.
EliminarUn abrazo.
Esa rosa, quién sabe por qué fue cortada. Pero el rosal volverá a florecer.
ResponderEliminarUn abrazo
Seguro que sí, Mari Pau.
EliminarUn abrazo.