Unas palabras
nacieron en mis labios
con un suspiro.
Era tu nombre,
que, ciego, te buscaba,
desde el silencio.
Pero el vacío
dejaba una respuesta
de soledad.
Estaba solo,
contigo en los recuerdos
de aquel pasado.
Tú te marchaste
y yo me di la vuelta.
Nos alejamos.
Sin despedirnos,
cual fruto de un instante
de confusión.
Otras palabras,
volvieron, con el tiempo,
hasta mis labios.
Eran las tuyas,
susurrando mi nombre
en la distancia.
Y se juntaron
las unas y las otras,
y ambos temblamos.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/05/21
Amores de un tiempo lejano y querido que nunca se olvidan. Aplausos por tu capacidad de escribir tanto y tan bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siguen en el recuerdo MaríaRosa, por supuesto.
EliminarUn abrazo.
Hermosa foto, que nos llena de nostalgia al leer tu poema, Rafael...Sin embargo queda el recuerdo de lo vivido para saborearlo una y otra vez. Ademas, los pensamientos vuelan y llegan donde tienen que llegar. La sincronía existe, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño, poeta.
Es cierto lo que dices, María Jesús.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Como dice María Jesús, sincronía.
ResponderEliminarTantas veces ocurre y no se explica.
Abrazo, Rafael.
Así debe de ser, Verónica.
EliminarAbrazo.