No tengas miedo
la mano que precisas
está muy cerca.
Esta fatiga
que sufres y padeces
es por el tiempo.
También la edad.
Los huesos se resienten,
¡no cabe duda!
Pero mi mano
te ayudará en tu viaje
siempre que pueda.
Iremos juntos
allá, donde tus sueños,
así lo quieran.
De vez en cuando
también nos detendremos
a descansar.
Y bien repuestos
seguiremos andando
por las veredas.
Te miraré,
y tú me mirarás,
desde el silencio.
Nos amaremos
sin prisas ni palabras,
de esta manera.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/04/21
Caminando juntos cerrando la puerta al miedo y seguir y ayudarse... acompañarse hasta el final.
ResponderEliminarHermoso!
Gracias Galilea.
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