Dije tu nombre
y el eco respondió
muy suavemente.
Estaba solo
en una bella cumbre
de la montaña.
¡Qué gran paisaje
desde ella se veía
y contemplaba!
Grité tu nombre
de nuevo, con más fuerza,
porque te amaba.
Y respondieron
los labios, invisibles
desde los valles.
Eran tus labios
trayendo hacia los míos
un dulce beso.
Cerré los ojos
pensando en tu figura
y en tus caricias.
Estabas lejos
y cerca, en el recuerdo,
que iba conmigo.
Y te abracé,
buscando en el silencio
tu cuerpo amado.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/05/23
Muy buenos dias, vaya este poema es super romántico , ains esa primavera ajja. Un besote Rafael, feliz domingo amigo.
ResponderEliminarGracias Campirela por tus palabras.
EliminarUn abrazo en la tarde de este domingo que va terminando.
El nombre cosa intuitiva y a veces heredada con peso e historia
ResponderEliminarBuen domingo 👍
Gracias Elisa.
EliminarFeliz comienzo de semana.
Que romántico poema Rafael, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
A veces no hay distancia. Sucede sin más, como en el poema.
ResponderEliminarSe llega a sentir la presencia.
Abrazo, Rafael.
Cierto Verónica.
ResponderEliminarAbrazo.
Precioso. Siempre es inspirador leerte.
ResponderEliminar❤🎩