El suelo blanco,
por culpa del rocío,
espera al sol.
La larga noche,
de enero y del invierno,
tiene la culpa.
Cayó el rocío
con lágrimas del cielo
toda la noche.
Y un manto blanco
se ofrece, tembloroso,
ante los ojos.
El sol, despierta,
y sale lentamente,
casi temblando.
Le cuesta mucho
alzarse por el cielo
sobre la helada.
Mientras, el frío,
se ceba con las tierras
y con las calles.
Casas y parques
ofrecen su blancura
tan peculiar.
"...No es la nevada,
susurran los gorriones,
es el rocío..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/01/25
haikús preciosos encadenados. Por el suelo blanco, si alfombra los sueños.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Rafael
Gracias Maripau, pero insisto que no son Haikus. Yo no sé escribir haikus y nunca lo he intentado. Solamente aplico las medidas, 5-7-5, para intentar escribir verso libre.
EliminarGracias por tu comentario y un abrazo en la tarde.
Me encanta la helada, la nieve, el frío, qué le vamos a hacer.
ResponderEliminarAsí que ya sabes que me ha gustado el poema.
Abrazo, Rafael.