El día triste
se nota cuando llegas
y no está el sol.
Son esas nubes,
oscuras, que acompañan,
y que le ocultan.
Son telarañas,
o puede que, legañas,
de algunos ángeles.
Y esa tristeza,
que emana de los cielos,
llega a las almas.
Y paraliza
proyectos y utopías
del nuevo día.
Se queda en sueños,
con muchas pesadillas
esos proyectos.
Mientras, afuera,
el sol prosigue ausente
en la mañana.
Pero a tu lado,
aflora una sonrisa
del rostro amado.
Y entonces sí,
el sol llega de pronto,
hasta tus ojos.
Son los latidos,
la vida te reclama,
¡grita tu nombre!
Rafael Sánchez Ortega ©
24/01/25
La presencia del ser amado cambia la tristeza de un día gris.
ResponderEliminarSaludos Rafael.
Cierto, María Rosa, gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo.
Hay ausencias que crujen en el alma, pero la vida sigue, el sol no se cansa de brillar.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Rafael
Gracias Maripau.
EliminarAbrazos.