Llevo una pena en el alma
que ya no puedo conmigo,
soy el pastor y el testigo
que busca ansioso la calma.
Soy un ciprés solitario
que cuida del camposanto,
lloro con él, en un llanto,
para purgar mi calvario.
Siento que pasan los días
y que se acaba la suerte,
pero camino muy fuerte
con mis alforjas vacías.
Es Navidad y ha nacido
un Niño Dios en Belén,
por eso suena también
la guitarra y el cumplido.
Hay una lágrima tensa
que cruza rauda en el cielo,
es un suspiro, un anhelo,
con que esta noche dispensa.
Yo siento dentro, muy dentro,
una tormenta que brama,
un temporal que derrama
sangre y dolor al encuentro.
Es una herida sangrante
del corazón que se empeña,
en perseguir esa enseña,
en la mirada distante.
Suena la cuerda rasgada
de la guitarra flamenca,
pasa la sombra mostrenca
con su guirnalda encantada.
Y yo me quedo pensando;
pienso en mis penas y dudas,
¡en tantas cosas tozudas!,
que por amor voy callando.
"...Llevo una pena que gime,
con infinita tristeza,
pero esta pena es belleza
para que el alma se anime..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/12/11
Es el sonido rasgado,
ResponderEliminarde esa guitarra flamenca,
q arranca el quejío de la pena del alma y,
hace fluir la lágrima ansiosa,
arrebatadora con el destino
...de encontrar consuelo y calma.
Se nos agolpan las penas y alegrías,
como maremotos q nunca acaban;
quejíos,
quejíos tós,
q el Alma de la guitarra
nos arropa.
Te sonrío con el Alma.
Me hizo sonreir tu comentario DesdMiVentana, porque es cierto lo que dices.
EliminarUn abrazo.