III
Por eso labrador, busca el arado,
no importan los inviernos y los fríos
tampoco el duro viento, tan helado,
que hace estremecer de escalofríos.
Pregunta simplemente a tu costado
y busca en su latir campos sombríos,
la causa y la razón de haber amado,
sufriendo sin cesar mil desvaríos.
No temas ni te duela la respuesta,
sembraste tu futuro de esperanza.
Buscabas disfrutar de su belleza
y puede que perdieras esa apuesta.
Más piensa corazón que en la añoranza
tendrás el beso aquel, con su pureza.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/12/11
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