I
Quise sembrar de lirios el camino
pero olvidé los fríos del invierno,
por eso pude ver que mi destino
era buscar la pluma y el cuaderno.
Era volver al puerto cual marino
buscando de mi barca el buen gobierno,
sintiendo ese placer tan masculino
del beso de unos labios tan eterno.
Y comencé a escribir día tras día
dejando en el cuaderno la semilla.
Las letras se juntaron en mis versos
surgiendo de los mismos poesía.
Entonces comprendí que con mi quilla
podía ya surcar mares diversos.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/12/11
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