Yo soy el mar y voy hasta la playa,
en ese recorrido sin fronteras,
que llevo desde siempre con las olas
buscando en mi camino a las estrellas.
Y soy el mar, y la brisa y la sal,
y soy la bajamar y las mareas,
y sigo peleando sin cesar
por el beso especial de las arenas.
He recorrido, con mi manto verde,
océanos en paz y con tormentas,
he visto los combates más sutiles
preludios de resacas y galernas.
He sido el mar rugiendo alborotado
dejando entre la costa mis blasfemias,
brincando sobre islotes y arrecifes
para luego abrazar a la escollera.
Pero soy el amante enloquecido
por causa del nordeste y las sirenas,
llegando hasta la playa desbocado
siguiendo sus pisadas y sus huellas.
Ya llevo mucho tiempo siendo el mar;
¡el mar envejecido que se acuesta
y duerme sobre un lecho de corales
soñando con bailar en la ribera!
Respiran a mi paso los marinos,
me hablan, me susurran y me rezan,
y siento que el salitre de mis manos
les calmas sus angustias y sus penas.
Yo soy el compañero de las nubes,
de días y de noches tan eternas,
y tomo por la orilla, en la restinga,
su lengua, con las algas que me esperan.
Yo soy esa corriente sinuosa
trazando mil cabriolas en las crestas,
jinete y alazán en movimiento
y brisa que te abraza y que te besa.
"...Yo soy el mar y voy hasta tu lado,
con capa verdeazul y casi negra,
a robar de tus labios la sonrisa
y entregarte la mía de sal muera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/12/11
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