Vuelve la brisa
y el viento del nordeste
desde los mares.
Pero sus besos,
igual que sus caricias,
siempre han estado.
Aquí estuvieron,
vagando, libremente,
sobre las playas.
Nunca se fueron
a cárceles y a casas
a confinarse.
Y es que la brisa
no sabe de barrotes
ni mascarillas.
Sus besos, libres,
recorren los rincones
más pintorescos.
Buscan al hombre,
al rostro sudoroso
y al dolorido.
Llevan caricias,
ternura de sus labios
y una sonrisa.
Llevan la paz,
y en ella la bandera
de la esperanza.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/07/20
No perdamos la esperanza amigo poeta Rafael.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
La brisa es cariñosa, nos acaricia, nos besa y siempre trae aromas de algún jardín.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto, María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Besos de esperanza que bonito son y cuánto se necesitan. Un beso y feliz noche
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarBesos.
Un buen poema a la vida, a la esperanza y a la libertad de los pueblos, con la brisa de antesala y esa mar de fondo tan nuestra.
ResponderEliminarTengo serias dudas, pero sé que todo ésto irá pasando Rafael. Un abrazo
Y pasará, Juan, no lo dudes.
EliminarUn abrazo.
Verdad que nada detiene a esa brisa que llega para abrazarnos, por eso nos habla de esperanza
ResponderEliminarFuerte abrazo Rafael y lindo jueves. un poema bello.
Gracias Eli Méndez.
EliminarUn abrazo en la noche.
Esa quietud del alma que la brisa nos recuerda que supimos o pudimos, poseer
ResponderEliminarUn abrazo
Así es, Albada Dos.
EliminarUn abrazo.
Necesito de una brisa que me acaricie ...
ResponderEliminarBesos.
Todos necesitamos, esa "brisa", Laura, no lo dudes.
EliminarBesos.