Cantaba el grillo
feliz, en la pradera,
junto al camino.
Unas cigarras
se unieron a esa orquesta
improvisada.
¡Naturaleza!
gritaban, sin saberlo
ni darse cuenta.
Y sonreí
oyendo sus canciones
y melodías.
A mis oídos
vinieron otros ratos
desde la infancia.
Ratos de escuela,
de estudios y recreos,
con las canciones.
Fueron los grillos,
amigos invisibles
de aquellos años.
Las primaveras
nos daban golosinas
y romerías.
En todas ellas
estábamos nosotros
buscando grillos.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/04/22
Que bello es recordar a través de tu poema ese tiempo pasado Rafael, esa infancia maravillosa en donde lo único que importaba era ser feliz buscando insectos y corriendo en los recreos. ¡Se añora esa época! Un abrazo para ti.
ResponderEliminarAsí es, Lady Blue, tú lo has dicho.
EliminarUn abrazo.
Como me gusta el canto del grillo, me recuerda cuando era pequeña.
ResponderEliminarGracias por traer recuerdos. Un abrazo
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Evocando la niñez... Precioso ❤
ResponderEliminarGracias Galilea.
EliminarUn abrazo.
Esos animalejos son los que dan el pistoletazo de salida al buen tiempo, cuando se les oye grillar, nos van diciendo ya viene le verano y con él todo lo demás.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo .
Así es Campirela.
EliminarUn abrazo en la noche.
De nuevo nos traes la infancia, sus romerías, sus juegos y esos grillos, que llenaban los patios, caminos y jardines y que grabados en la mente siempre nos acompañan en el recuerdo, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo por tus buenos y entrañables temas, Rafael.
Gracias por tus palabras y visita, María Jesús.
EliminarUn abrazo en la noche.
La niñez, la inocencia en tus versos componen una bella poesía. hermoso.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa, es algo que no lo puedo evitar.
EliminarUn abrazo.