Se va la tarde
y un día de septiembre
queda tras ella.
Tarde tranquila.
El mar y las resacas
daban la nota.
La playa larga,
de arenas amarillas,
era testigo.
Y despedía
la playa, al sol lejano
que busca al día.
No quiere sombras,
ni lunas que le canten
hermosas nanas.
Quiere otra tierra
alegre y colorida
y dar su luz.
Se va una tarde,
cualquiera, de septiembre,
y tú te quedas.
Buscas la luna,
que rasga el horizonte,
y las estrellas.
Buscas el verso
prendido en unos labios
con un suspiro.
Buscas el pecho
que vibre en tu presencia
y tú con él.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/09/23
Atardecer ante unos versos que van y vienen, como las olas. Muy bello poema.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Olas y versos que ella se lleva.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias Maria del Rosario.
EliminarAbrazo.
Ojos ver
ResponderEliminarSaludos
Feliz noche, se va un día , pero regresan muchos más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Gracias Elisa.
ResponderEliminarSaludos.
Se quiere otra vida, con esa luz dorada que todo lo embellece. De sombras y oscuridades, saturados.
ResponderEliminarEl poeta se queda. Observa, siente. Y vuelve con la poesía.
Abrazo, Rafael.