Tarde dorada
que busco en el recuerdo
y no la veo.
Pero allí está
seguro que ocultando
tantas sonrisas.
Era una tarde,
quizás como otras tantas,
en que salimos.
Y nuestros pasos
marcaban en la arena
ligeras huellas.
Cerca, las olas,
dejaban las canciones
de las resacas.
Tú, me contabas,
proyectos que tenías
para el futuro.
Yo, suspiraba,
queriendo compartirlos
y estar en ellos.
Y en un instante
paramos nuestros pasos
y nos besamos.
Sin darnos cuenta
el tiempo detuvimos
por un momento.
Besos y abrazos
recuerdo, de aquel rato,
y siguen vivos.
Te amé, mi vida,
te amé y te sigo amando,
nunca lo olvides.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/08/23
Me ha encantado retomar la lectura de tus versos llenos de recuerdos. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Ester.
EliminarUn abrazo.
¡¡Que bonito poema Rafael!!
ResponderEliminarHay amores que perduran en el tiempo y viven en nuestro recuerdo.
Abrazo.
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Este es un bello poema de amor, sentidamente vivido, y extraordinariamente logrado, que transporta al lector de los versos hasta ese mismo momento.
ResponderEliminarGracias por tus palabras J.S. Vila
EliminarTodos los versos con geniales , pero este último lo dice todo. Un buen fin de semana Rafael. Besotes.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz finde también para ti.
Hay personas que no se olvidan nunca. Besos.
ResponderEliminarAsí es Laura.
EliminarBesos.
Esos recuerdos de tardes que no se olvidan. Lindísimo poema.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo.