No pisarán
mis pies, por tus senderos,
bella montaña.
Ni volverán
mis ojos a tus cimas
a ver la nieve.
Pero estarás,
por siempre, en mis recuerdos,
con tus poemas.
No beberé
el agua del arroyo
que baja al lago.
Ni tomaré,
tampoco, de la fuente
el trago fresco.
Pero serás
el néctar que, en mis sueños,
calme la sed.
Te quedarás
muy triste, y esperando,
que vuelva a ti.
Pero la sombra
del hombre con sus sueños
duerme en la noche.
Te velarán
la luna y las estrellas
y yo también.
Porque el amor
al monte y las montañas
tú me lo diste.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/09/23
Cuando ya no podemos ver y sentir a alguien o algo directamente... podemos hacerlo desde nuestro sentimiento, corazón, recuerdo y letras. Nos sucede con cosas y con personas que por diferentes razones ya no podemos acariciar, abrazar, y en este caso, recorrer. El desapego es una lección que cuesta mucho pero que debemos entender y en algún momento poder lograr, eso sí, con paz en el alma.
ResponderEliminarLindos sentimientos querido amigo. Te mando un gran abrazo.
Paty
Gracias por tus palabras Paty.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Esos bellos recuerdos siempre quedan grabados en tu mente.
ResponderEliminarNo importa que no vuelas a subir esas montañas, ellas siempre estarán en ti.
Un abrazo, feliz noche.
Gracias Campirela, es como dices.
EliminarUn abrazo.
Siempre se vuelve, aunque sea en la lectura del poema.
ResponderEliminarNo es lo mismo, ya, bien lo sé.
Es un homenaje a la montaña. Agradecer todo lo que nos entrega.
Abrazo, Rafael.