Fue un tropezón,
sin duda, involuntario,
donde ocurrió.
Nos conocimos,
así de esa manera,
por vez primera.
Vino el perdón,
de prisa a nuestros labios
y las disculpas.
Unas sonrisas,
mezclaron las palabras
en nuestros ojos.
Y hasta un café,
tomamos para, luego,
sellar la paz.
Y dio comienzo
la eterna primavera
de nuestras almas.
Fuimos felices
viviendo aquel presente
como regalo.
Y nos amamos,
cruzando sentimientos
y obligaciones.
¡Qué hermosos versos
trazaron las dos almas
con sus latidos!
¡Cuántos suspiros
los labios soportaron
y compartimos!
Hoy me estremezco.
Recuerdo aquella escena
y vivo el sueño.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/09/23
Ese tropezón iniciando un ahistroia preciosa.
ResponderEliminarPor algunos tropezones, la verdad :-). Un abrazo, Rafael
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo.
Que historia de amor más bella, menos cuando se pierde, pero siempre nos queda ese bello recuerdo. Feliz día Rafael. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Que bonita imágen pintan tus versos, encantador momento.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
mariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Tropiezos y tropezones
ResponderEliminarSaludos 👍
Así es, Eli.
EliminarSaludos.
Hay tropezones que hacen que nuestra vida sea más divertida , al menos si con ellos forjamos una bonita amistad. Un abrazo, feliz viernes.
ResponderEliminarCierto Campirela.
EliminarUn abrazo.
Ay esos recuerdos, que son pura vida y quedan en la mente por toda una eternidad, Rafael...De nuevo los vives, los renuevas y los sientes. Bendita memoria.
ResponderEliminarMi abrazo de domingo y feliz tarde-noche, poeta.