Viene la noche
vestida con las sombras
y con las brumas.
Ya cubre el bosque
la niebla y el silencio
de cada tarde.
Y tú suspiras,
quizás, en despedida
del cielo azul.
Voy a tu lado,
tu mano entre la mía
como en un sueño.
En otro tiempo
hicimos el paseo
por donde vamos.
Éramos niños,
quizás enamorados,
sin darnos cuenta.
Y nos miramos
cargados de inocencia
en esos años.
Y nos hablamos
sintiéndonos amigos
y mucho más.
Nunca dudamos
de nuestros sentimientos...
¡Era la infancia!
Hoy regresamos,
de nuevo, con la noche,
al viejo bosque.
Y nos amamos,
septiembre, en este otoño,
de nuestra vida.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/09/23
La noche... el otoño... septiembre... de vuelta a empezar... y la vida sigue...
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, María.
EliminarUn abrazo.
Todo de algún modo regresa cada noche a nuestra mente. Un abrazo, felices sueños.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Cuántos fantasmas trae la noche entre sus sombras. Y es en el Otoño donde se acentúa más la nostalgia y los recuerdos. Te envío un abrazo y un saludo Rafael.
ResponderEliminarEs como dices Juan.
EliminarUn abrazo.
Qué preciso poema. Dando la mano, dándose las manos, también en el otoño de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo Rafael.
Gracias Maripau por verlo así.
EliminarUn abrazo.
Volver.
ResponderEliminarY juntos. Qué grandeza.
Precioso poema.
Abrazo, Rafael.