Dejaré de seguir las palabras que el viento
le susurra a los robles,
cuando llega el invierno.
Dejaré de añorar a tus labios inquietos
en el beso sagrado
que producen los sueños.
Dejaré de buscar los abrazos eternos,
que abarcaban mis brazos
al tenerte entre ellos.
Dejaré que la noche, borre el llanto en mi pecho,
que se ahogue en la niebla,
y que marche en silencio.
Dejaré de soñar con el niño del cuento
que escribía poemas
y soñaba despierto.
Dejaré que se vayan los acordes del tiempo
y con él, ese niño,
porque el hombre ya ha muerto.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/03/24
Ese niño volverá. Feliz día Rafael. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Llegará la primavera, el verano y ese niño renacera poeticamente feliz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Cada día nacemos y morimos de nuevo...Rafael...La vida empieza cada día y empezarán de nuevo tus letras a revolotear, como mariposas, anunciándonos la renovación del hombre-niño-poeta...Muy bello e inspirador tu poema, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo y mi ánimo siempre.
Gracias María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Todos los días llevamos con nosotros al niño que guardamos muy dentro de nuestro ser, lo que pasa que algunos días se enfurece y se esconde tan dentro que somos incapaces de encontrarle, pero descuida que cuando tenga hambre volverá. Un besote.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
La muerte pasa y queda el amor... lo primero es un trance, lo segundo es un todo. Muchas veces nos proponemos acciones e incluso las hacemos, pero cuando existe un sentimiento genuino, no se esfuma por la sola voluntad. La tristeza a ratos nos inunda y sentimos que ya nada queremos, pero luego, la vida se encarga de inyectarnos nuevas energías.
ResponderEliminarHermoso tu poema amigo. Un abrazo.
Paty
Cierto Paty.
EliminarUn abrazo.
El útimo verso es brutal. Ser niño es lo que nos sigue manteniendo vivos, creo.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Rafael.
Pienso igual Maripau.
EliminarUn abrazo.
Nuestro niño interior siempre regresa muy bonito, un abrazo desde mi brillo del mar
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