Etiquetas
- Cuentos y relatos 2019
- Cuentos y relatos 2020
- Mariposas 2019
- Mariposas 2020
- Mariposas 2021
- Mariposas 2022
- Mariposas 2023
- Mariposas 2024
- Microrrelatos en prosa 2017
- Microrrelatos en prosa 2018
- Nota 2019
- Poemario "Cien palabras" 2018
- Poemario "Confesiones" 2014
- Poemario "Reminiscencias" 2014
- Poemas
- Poemas 2011
- Poemas 2012
- Poemas 2013
- Poemas 2014
- Poemas 2015
- Poemas 2016
- Poemas 2017
- Poemas 2018
- Poemas 2019
- Poemas 2020
- Poemas 2021
- Poemas 2022
- Poemas 2023
- Poemas 2024
- Poemas en Prosa
- Poemas en Prosa 2011
- Poemas en Prosa 2012
- Poemas en Prosa 2013
- Poemas en Prosa 2014
- Poemas en Prosa 2015
- Poemas en Prosa 2016
- Poemas en Prosa 2017
- Poemas en Prosa 2018
- Poemas en Prosa 2019
- Poemas en Prosa 2020
- Poemas en Prosa 2021
- Poemas en Prosa 2022
- Poemas en Prosa 2023
- Poemas en Prosa 2024
- Poemas informales
- Poemas informales 2011
- Sonetos
- Sonetos 2011
- Sonetos 2012
- Sonetos 2013
- Sonetos 2014
- Sonetos 2015
- Sonetos 2016
- Sonetos 2017
- Sonetos 2018
- Sonetos 2019
- Sonetos 2020
- Sonetos 2021
- Sonetos 2022
- Sonetos 2023
- Sonetos 2024
- Sonetos informales
- Sonetos informales 2011
- Sonetos informales 2012
- Sonetos informales 2013
- Sonetos informales 2017
lunes, 4 de abril de 2011
HOY ES LUNES, CUATRO DE ABRIL...
Hoy es lunes, cuatro de Abril,
el tiempo parece que ha cambiado
y la primavera se ofrece majestuosa.
He salido a la calle,
he visto el campo,
he divisado el mar,
he contemplado el cielo,
he tratado de abarcar con mis manos
todo este mundo que me rodea,
pero ha sido imposible.
Era el mundo quien me abrazaba,
el que mandaba sus caricias constantes,
el que dejaba a mi lado sus besos;
era la nube llegando con mil suspiros,
era la brisa con sus mensajes velados,
y era la gente caminando,
en este mundo donde vivo.
Yo quise gritar y rebelarme
con mi protesta,
pero el cielo sonreía en la tarde,
parecía como si no quisiera escucharme
y me ofrecía a cambio el verde
de las campiñas,
las copas de los árboles florecidos,
las margaritas incipientes de los prados,
el canto de los pajarillos en los árboles,
y la música cantarina del río, en su cascada,
cayendo en el pozo antes de seguir hacia el mar.
Entonces miré a la tierra y te busqué;
miré al espejo de mi alma
para intentar recoger el reflejo de tu cara;
quería hablarte a ti, ya que el cielo
no escuchaba;
y allí estabas,
tan callada como siempre,
con tus ojos abiertos que me hablaban,
con esa luz inagotable y atractiva,
con tus labios nerviosos y sensuales,
con tus manos finas y llenas de ternura,
con la sonrisa en tu boca de cristal...
Y te hablé y te conté de mis cosas,
de mis sueños ya viejos,
de los proyectos que tengo,
del trabajo y la vida,
pero te hablé también de ti,
(aún sin nombrarte),
y te conté que había conocido a una persona,
a una chica admirable,
sencilla y generosa,
y te dije que era bella,
que tenía un alma de cristal
y que en mi corazón mil mariposas
revoloteaban cada vez que la veía.
Tú simplemente me miraste y sonreíste,
nada dijeron tus labios,
ni una palabra,
pero entonces me habló tu mirada,
en ese diálogo silencioso y escrito
que había en tus pupilas.
Y te vi allí, tal como eras;
te vi y te sentí;
me enamoré de tus ojos dulces y tiernos,
sentí el abrazo que enviaba tu mirada,
leí el escrito de su fondo
y vi la luz, de nuevo, que escapaba
de tu alma y me llamaba.
Allí estaba tu grito,
tu suspiro en un susurro.
Querías abrazarme, estar conmigo,
querías mi cariño y mis caricias,
querías a mis labios por tu cuerpo,
querías...
Y yo también te quería dar todo eso
que tus labios reclamaban.
Quería compartir contigo el tierno abrazo,
la dulce melodía de la vida,
el beso de los labios y las fuentes,
la música del mar y las mareas,
el brillo singular de las estrellas,
el baile entre la niebla, junto al parque,
la danza de las olas,
la eterna sinfonía de las doce...
Yo quería y tú querías simplemente
y por eso nos quedamos escuchando
esa música sin nombre que venía
hasta nosotros,
ese dulce coqueteo de los astros,
ese beso de los cielos en la noche,
ese nombre que llegaba a los oídos
y sentimos, sin saberlo,
ese tierno escalofrío
del amor en la distancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/04/11
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario