No es lo mismo querer que estar amando,
pues querer es ansiar lo que no tienes,
es saber que te faltan muchas cosas
y suplicas de aquello que careces.
Pero amar es sentir saberte amado,
es rozar con tus dedos una frente,
es besar con tus labios a otros labios
y es notar unas manos en tus sienes.
Hay quien busca querer y que lo quieran,
y hay quien ama y lo aman tiernamente;
una línea invisible los separa
pues querer no es amar, aunque parece.
El querer es el centro de las cosas,
es la eterna ambición de los ausentes,
los que viven pensando en las riquezas
y en un mundo de fiestas y oropeles.
El amor es el centro de los sueños,
es el Dar de poetas y dementes,
los que siguen dictados y utopías
de sus almas cansadas y rebeldes.
Al final el cansancio se apodera
del lector que te observa indiferente,
para él, nada importan las palabras,
pues amar y querer es lo que "quiere".
No le importan los juegos malabares
del que escribe y susurra lo que siente,
sólo quiere ese soplo de la brisa
y ese beso con yodo del nordeste.
Si le dices que amar es una entrega
y querer es robar lo que carece,
te dirá que eso a él nada le importa,
pues amar y querer es algo breve.
Es el tiempo que pasa en un segundo,
el instante que apenas se retiene,
el latido de un pecho acelerado,
y el suspiro del labio que te bese.
...¡Eso es el amor sin tanto cuento!,
sin palabras, discursos y sin preces,
es sentir la mirada tan amada
y la mano en tu mano que sostienes.
!...Lo demás es amor y es querer,
mal que nos pese...!
Rafael Sánchez Ortega ©
26/04/11
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