La vida es condición de los valientes
que luchan día a día por la tierra,
no importan los relentes de la sierra,
tampoco la opinión de los ausentes.
Importan los suspiros balbucientes
del hombre arrependito, del que yerra,
del hombre soñador que va a la guerra
luchando por mil causas diferentes.
La vida es ese grito desgarrado
que nace desde el alma y la impotencia.
Pero también es el cariño ansiado
que llega con pasión y transparencia,
la risa, la ilusión del ser amado
que viene con un beso y su inocencia.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/04/11
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