Tenemos una noche por delante
para ir compartiendo los pecados,
cambiaremos el tiempo y los relojes
por el dulce sonido de los astros.
Esta noche es distinta y sugerente,
hay en ella secretos bien guardados,
hay pasión y cariño en las estrellas
y el candor tan ardiente de tus manos.
Yo te invito a un paseo en la ribera
y a que vivas conmigo cada paso,
a que sientas mi alma estremecerse
y a escuchar el suspiro de mis labios.
Pero quiero que vengas, niña mía,
y que estés a mi lado todo el rato,
que tus ojos se cierren en mi pecho
y que sienta el latir de tu costado.
Yo deseo besarte en esta noche
y tener a tu cuerpo entre mis brazos,
alisar tiernamente tus cabellos
y decir en tu oído que te amo.
Tenemos una noche por delante
para ser y sentir lo que soñamos,
para ver como pasan los cometas
y nos dejan su luz y su regalo.
Más también buscaremos en la noche
esa copa de vino tan preciado,
beberemos la esencia de su néctar
para ser un poquito más humanos.
Dejaremos los libros un momento
y también los cuadernos tan dorados,
para hacer que confiesen nuestros ojos
el amor que han guardado con recato.
Porque el fin y el preludio de esta noche
es amar y entregar sin nada a cambio,
es contar los segundos uno a uno
mientras siento tus besos y te abrazo.
Pararemos el tiempo y los relojes,
buscaremos llegar hasta ese ocaso,
donde duermen tranquilas las estrellas
y las aguas se mecen en el lago.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/04/11
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