lunes, 3 de enero de 2022

4.878 - NO ME OLVIDO...



No me olvido del encargo,

de sacar de los tinteros,

a los curas y a las monjas

y que son, hoy, un recuerdo.


Serias caras, familiares,

con sus rasgos y sus gestos,

ademanes varoniles,

femeninos, de aquel tiempo.


No rehuyo aquella etapa

ni tampoco los consejos,

incluidas reprimendas

y algún grito por travieso.


Pero siempre fue empatía,

recibida que agradezco,

en los años infantiles

y siguientes en que vuelvo.


Y es aquí, donde las monjas,

aparecen con gracejo,

y recuerdo caras agrias

y otras dulces con sus velos.


Fue el momento de la chispa,

del romance y del mareo,

confesiones a destajo

por "amores a destiempo"


¡Qué bonita fue la etapa

de las letras y el colegio,

con los sueños que llegaban

de la luna y de los cielos!


Reconozco los pecados

por amar y tener miedo,

abrazando, por las noches,

las cobijas de mi lecho.


Confesiones a deshoras,

penitencias, padrenuestros,

y aquel alma, dolorida,

que lloraba en el silencio.


Pero un día , la sorpresa,

me rondó por no estar quieto,

y hubo un cura, que impaciente,

me mandó a los cuatro vientos.


Él me dio, de penitencia,

un cilicio y "tente tieso",

por ser malo y reincidente

y pecar como un poseso.


Al salir de aquella estancia

mi locura fue en aumento,

y me dije que "a su padre"

le mandara ese tormento.


Y empezó otra nueva etapa

con los curas y el trasiego

de la infancia y los amores,

sin monjitas ni camelos.


Pasó el tiempo y se quedaron,

cabizbajos, los recuerdos,

y aquel tiempo, que hoy evoco,

es un "lapsus" que te dejo.


Hasta aqui cumplo mi parte

de escribir, como lo siento,

de los curas y las monjas

y esa etapa de mi tiempo.


Rafael Sánchez Ortega ©

12/11/21

2 comentarios:

  1. Que bonito Rafael, aunque esa infancia muchos la hemos vivido hoy en día por cosas de la riqueza de la iglesia ...hasta la fe se está perdiendo.

    Para mi hay un Dios el mío el que me acoge me calma, me da fuerza...pero está la otra parte que no es entendible...cuando tanta pobreza hay.

    Yo tenía una tía monja de clausura, muy mayor era yo una niña cuando iba a visitarla recuerdo y era ella Lali feliz y con eso a mí me bastaba.

    Verla feliz ..con sus creencias ..en la empatía que hoy en día poca gente tiene no en esto, en la vida en si.

    Me fui del poema...

    Un abrazo y feliz comienzo de semana

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    1. Gracias por tu comentario y reflexión Cora.
      Un abrazo y feliz comienzo de semana, también para ti.

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