Bellas palabras
salían de los labios
de aquel poeta.
Rima vibrante,
llenaba los sentidos
y estremecía.
Si acaso un pero
al verso, entristecido,
que nos dejaba.
Quiero alegría,
decían las miradas
que le seguían.
Algo de paz
que aleje la nostalgia
y los recuerdos.
Pero la lira
seguía desgranando
un miserere.
Hubo tormenta
con rayos y con truenos,
en ese instante.
Y terminó
su romance, el poeta,
porque llovía.
¿Dónde estarás?
(rugía la tormenta),
¡mi poesía...!
Rafael Sánchez Ortega ©
03/12/21
Ella esta en todas las cosas bellas de la vida, una mirada, una sonrisa, una frase linda, y en el aire al igual que el amor. Un saludo y muy buenas noches.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Campirela.
EliminarUn abrazo en la noche.
Ese poeta sabe que las palabras siguen cosidas en su corazón.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por las tuyas, Maripau.
EliminarUn abrazo.
Lo que está en el corazón ha de salir, por mucho que queramos ir hacia otro ánimo.
ResponderEliminarLa de veces que pasa...
Abrazo, Rafael.
Es que no se puede contener, por mucho que lo intentemos.
EliminarAbrazo Verónica.