El cielo gris
con nubes soñolientas
se despertaba.
Tras la ventana
la luna recogía
su larga noche.
En un rincón
dejaba los suspiros
de las estrellas.
Guardó silencios,
secretos confesados,
en soliloquios.
También la imagen
de niños acostados
en dulces lechos.
Ojos brillantes
buscando los pastores
y Reyes Magos.
Y te acostó,
mi tierna mariposa,
con gran cuidado.
Tú conservabas
el beso de mis labios
en tus mejillas.
Y entre las alas
que alegres bostezaban,
iba mi nombre.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/12/21
Bonita manera de mandar amor a través de un mariposa.
ResponderEliminarEse beso que quien no s eha lavado la mejilla en una semana por conservar el aroma de unos labios.
Romanticismo del bueno.
Abrazos y feliz noche.
Delicadamente precioso.
ResponderEliminar😘😘
Qué ternura da la imagen de la luna recogiendo la noche, las estrellas y los secretos.
ResponderEliminarHay magia y la has recogido en este poema.
Abrazo, Rafael.
Gracias sinceras Verónica.
EliminarAbrazo.