Aquellos días,
tan bellos de la infancia,
no volverán.
Así es la vida
instantes que se viven
y se recuerdan.
Quizás volvemos
atrás, con gran frecuencia,
y con nostalgia.
Pero la infancia
pasó, no tiene vuelta
y atrás quedó.
Hoy, el presente,
nos lleva a otras escenas
y otros papeles.
Somos maduros,
gruñones y celosos,
por descontado.
Por eso ansiamos
los ratos de inocencia
que ya no vuelven.
Y hasta queremos
querer, de aquella forma
en el presente.
Aunque, en el fondo
sigamos siendo niños
en este mundo.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/12/21
La infancia, todo el mundo debería tener una y recordarla con añoranza y ternura. Precioso, amigo Rafael.
ResponderEliminarMil besitos en la tarde.
Pues sí, Auroratris, pienso igual.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Cada uno de nosotros somos niños en el fondo de nuestro cuerpo y corazón.
ResponderEliminarAunque de tal manera en la madurez volvemos a serlos, mientras que haya ilusión el infante se manifestará...Un abrazo.
Y que no se pierda nunca Campirela.
EliminarUn abrazo en la noche.