Vamos a casa,
dijiste susurrando,
llega la noche.
Y nos volvimos,
sin prisas, de la playa,
y del paseo.
Éramos jóvenes,
llevábamos el mundo
a las espaldas.
En nuestros sueños
volaban mariposas
de mil colores.
Nos sonreían,
igual que nos hablaban
desde el silencio.
Era la magia
y el fruto del momento
de un gran amor.
Cuando llegamos,
la casa, con sus sombras,
nos esperaba.
Le dimos vida
al encender las luces
de la ilusión..
Allí vivimos
un tiempo, enamorados,
como dos niños.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/21
Sí Rafael, cómo se recuerdan esos maravillosos momentos de felicitad, donde todo era juventud florida y primaveral con los ojos del presente Un abrazo poeta
ResponderEliminarEsos recuerdos son imborrables, Juan.
EliminarUn abrazo.
El hogar donde las emociones y sentimientos quedan extendidos por todas las estancias, en él están las horas de felicidad.
ResponderEliminarAquellas que lo recuerdos nos deja en nuestro pequeño baúl de las vivencias vividas.
Un abrazo y felices sueños.
Gracias por tus palabras Campirela.
EliminarUn abrazo enn la noche.