Se va la tarde y entramos en un atardecer,
que es una antesala,
que nos conduce a la noche.
Pienso y tiemblo por el frío
que hace en la calle,
y por ese otro que anida en el alma,
tras levantarme de la siesta.
Me llegan estas letras, revueltas y confusas,
en un remolino de sensaciones.
Las voy aplacando y sosegando,
las llevo al papel.
las miro y veo como nacen y sienten,
como musitan palabras,
como van creciendo y viviendo...
Pero siento que debo dejarlas volar
para que vayan a tu lado,
para que busquen tu corazón
y se apaguen en tus ojos,
con mis besos.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/12/21
Ese frio que anida en el alma, es el que congela. Un final en este poema, que derrite ese hielo.
ResponderEliminarFeliz noche.
Un abrazo
Sin duda la siesta ha dado resultado en tu imaginación, nos has dado bellos sentires. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarSiempre se saca algo positivo, Campirela, o se intenta.
EliminarUn abrazo y feliz noche.
Hay que dejar volar todo lo vivo, por coherencia, por amor.
ResponderEliminarUn abrazo de invierno
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Se va la tarde, llegan las palabras y todo comienza.
ResponderEliminarBellos verso, Rafael.