Cantaba el río
y rompía el encanto
de la mañana.
Las aguas bravas
dejaban su blancura
en los meandros.
La noche fría
trazó una estela helada
en los caminos.
Despierta el cuervo
a los gamos, los ciervos,
y las ardillas.
Y tú sonríes,
te quitas las legañas
y te despiertas.
Es otro día,
el sol luce en el cielo
y eres feliz.
Alguien te ama,
te dicen tus sentidos
y corazón.
Y es que la sangre
aumenta tus latidos
sin darte cuenta.
Dices su nombre,
abrazas la mañana,
cierras los ojos.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/12/21
Me has maravillado hace mucho que no venia sigues románticamente enamorao abrazo
ResponderEliminarGracias Recomenzar, me alegro de que veas eso en mis letras.
EliminarUn abrazo.
Ese río lleva en sus aguas vida y cambien arrastra emociones, aquellas que las gentes en sus bordes han lanzada a él.
ResponderEliminarAl igual que Recomen ar es un poema muy romántico él y quien lo escribe jaja. Un fuerte abrazo.
Gracias por tus palabras, Campirela, el río nos devuelve a la vida.
EliminarUn abrazo en la noche.
Basta solo una imagen, o decir un nombre, y todo se inicia con otro latido.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Cierto Verónica.
EliminarAbrazo.