Cubrí anoche,
tu cuerpo con el mío
para sentirte.
Tenías frío,
decías susurrando
y te abracé.
Luego miramos
la luna y las estrellas
desde el jardín.
Allí estuvimos
minutos que recuerdo
y que no olvido.
Vimos la magia
del cielo y de la noche
junto a las hadas.
Vimos las luces
de faros, invisibles,
que nos hablaban.
Estaba cerca,
el mar, que a nuestros pies,
dejan las olas.
Sobre la playa
y rocas de la costa
deja suspiros.
Es la resaca,
temblando me dijiste,
con sus cantares.
Y yo te amé,
así, sin darme cuenta,
y te besé.
Porque el abrazo,
sincero que teníamos,
nos daba paz.
Éramos jóvenes,
ansiábamos la vida
y nos amábamos.
¡Cuánta inocencia
las almas destilaban
en ese instante!
Rafael Sánchez Ortega ©
16/02/23
Creo que esa inocencia nunca nos abandona del todo.
ResponderEliminarRomántico y hermoso poema amigo, felicidades!
Paty
Gracias Paty.
EliminarUn abrazo.
La vida en esa tiempo fue maravillosa, así me lo recuerdan tus bellos versos.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario.
EliminarAbrazo.
Qué bonito, es como volver a ser joven y creer que las estrellas son nuestras aliadas en ese mar azul que esta´arriba, mientras las olas bañan los pies descalzos de dos enamorados. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Recordr el tiempo de juventud,sentirlos de nuevo en un hoy es maravilloso hacerlo sin nostalgia,sentirlo vivo solo porque estamos vivos.Abrzo grande!
ResponderEliminarGracias Menta.
EliminarUn abrazo.
La apasionada juventud de la vida, con sus sueños y su pasión.
ResponderEliminarBello ❤