Pequeñas alas
de lindas golondrinas
están cansadas.
Son como remos
que impulsan por el aire
sus cuerpecitos.
En esa boga,
paciente y silenciosa,
van con su vuelo.
Cruzan el cielo
en muchas direcciones
hasta sus nidos.
Y allí descansan,
atienden a las crías
que tienen hambre.
Tras unos días,
que son unas semanas,
salen de marcha.
Es la rutina
de hacer el recorrido
que bien conocen.
Vuelven a casa
sin techo ni paredes
donde hay calor.
Y así, sus alas,
nos dejan mil caricias,
como recuerdo.
Alas y alitas,
de dulces golondrinas
dejadme versos.
Yo los preciso,
igual que vuestros vuelos
para mi alma.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/02/23
Ellas vuelan y a veces se cansan, nosotros caminamos y siempre nos cansamos, todo necesitamos un hogar, una cama, y mucho amor, para descansar el cuerpo y regocijar el alma.
ResponderEliminarLinda inspiración amigo, un abrazo.
Paty
Gracias Paty.
EliminarUn abrazo.
Tus versos si que son unas caricias de ruiseñor. Feliz semana. Un abrazo Rafael.
ResponderEliminarGracias Carmen.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Alas físicas y alas morales son las que a veces nos hacen falta para volar en libertad.
ResponderEliminarUn abrazo, feliz noche.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz martes.
Hola Rafael: las golondrinas de Buenos Aires pronto regresaran a Mexico. Marzo es el tiempo de las despedidas. Tus versos deben recibirlas pronto regresaran en brazos de la primavera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aquí están a dos o tres meses de llegar, María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Somos gregarios, y necesitamos saber que las aves, en sus vuelos, están ahí, como compañantes del devenir de las estaciones.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Es como dices, Maripau.
EliminarUn abrazo.
Te dejaron los versos solicitados, amigo :)
ResponderEliminarLas golondrinas, tan inspiradoras siempre.
Abrazo.
Gracias Verónica
EliminarHermoso ❤
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