Tengo un suspiro en el alma
y una flecha en mi costado,
el suspiro es como un soplo
y la flecha sólo un dardo.
Pero un dardo peligroso,
que me llega envenenado,
sin aviso, ni premisa,
solamente de tus manos.
De esas manos tan traidoras
que cariño me juraron,
pero era sólo el sueño,
de un poeta enamorado.
Ahora vago sin destino,
voy en busca de los astros,
sin maleta ni equipaje,
solamente paso a paso.
Caminante con su herida,
con la flecha de aquel arco,
con la sangre que se escapa
a la tierra y a los campos.
Tengo una nube en el alma
y una oración en los labios,
con la nube duermo pronto
mientras rezo hacia lo alto.
A Dios pido me perdone
y perdone a mis hermanos,
a los lirios y a las rosas
y a jacintos olvidados.
Simplemente llevo el alma
a dormir junto a los rayos,
por encima la tormenta
y los mares y los lagos.
No quisiera despedirme,
ni quisiera ser ingrato,
todo tiempo hay que vivirlo
y mi tiempo es ya pasado.
Se ha pasado ese suspiro,
he vivido ese regalo,
ese sueño de mis versos
en que estuve enamorado.
Pero amar, amar de veras,
¿quién resiste amar y amando?,
aunque sea por un sueño
cual locura de un verano.
...Es otoño y soy consciente,
ya el silencio va llegando,
y los días son mas cortos
y mi tiempo es un ocaso.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/05/10
y una flecha en mi costado,
el suspiro es como un soplo
y la flecha sólo un dardo.
Pero un dardo peligroso,
que me llega envenenado,
sin aviso, ni premisa,
solamente de tus manos.
De esas manos tan traidoras
que cariño me juraron,
pero era sólo el sueño,
de un poeta enamorado.
Ahora vago sin destino,
voy en busca de los astros,
sin maleta ni equipaje,
solamente paso a paso.
Caminante con su herida,
con la flecha de aquel arco,
con la sangre que se escapa
a la tierra y a los campos.
Tengo una nube en el alma
y una oración en los labios,
con la nube duermo pronto
mientras rezo hacia lo alto.
A Dios pido me perdone
y perdone a mis hermanos,
a los lirios y a las rosas
y a jacintos olvidados.
Simplemente llevo el alma
a dormir junto a los rayos,
por encima la tormenta
y los mares y los lagos.
No quisiera despedirme,
ni quisiera ser ingrato,
todo tiempo hay que vivirlo
y mi tiempo es ya pasado.
Se ha pasado ese suspiro,
he vivido ese regalo,
ese sueño de mis versos
en que estuve enamorado.
Pero amar, amar de veras,
¿quién resiste amar y amando?,
aunque sea por un sueño
cual locura de un verano.
...Es otoño y soy consciente,
ya el silencio va llegando,
y los días son mas cortos
y mi tiempo es un ocaso.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/05/10
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