sábado, 8 de mayo de 2010

UNA NOCHE VI TU SOMBRA EN UNA ESTRELLA

Una noche vi tu sombra en una estrella
y estrañado pregunté que qué pasaba;
las cigarras en la tierra no sabían,
las sirenas lo ignoraban en la playa,
asombrado yo me hacía mil preguntas,
las respuestas como el eco, se atragantan.

Tú dormías en el cielo muy tranquila
a pesar de las feroces marejadas,
a pesar del balbuceo de la gente,
a pesar de tantas guerras y batallas,
pues estabas en un mundo diferente,
ese mundo de las sombras y la nada.

De repente rompió un grito ese silencio
y se abrieron lentamente tus pestañas,
tú miraste hacia la tierra sorprendida
y enseguida me llegaron tus palabras,
Tus palabras con rumor de caracolas,
con salitre y con la esencia de las algas.

Ya volvías nuevamente a estar presente,
a tu vida por los campos y montañas,
a salir de ese refugio tan oculto,
a buscar las azucenas y las jaras,
y volvías a la vida en los jardines,
y en los bancos muy gastados de la plaza.

Unas voces reclamaban tu presencia
con tu nombre fuertemente que proclaman,
eran voces y eran coros de los hombres
a su lado las mujeres suspiraban,
no sabían que tu eras simplemente
una rosa que volvía rescatada.

Una rosa que dormía con los dioses,
en el cielo, con las nubes como manta,
y llevaba una diadema entre su pelo,
con los besos recibidos como alhajas,
una rosa con sus pétalos divinos
que la brisa suavemente acariciaba.

Se quedaron muy calladas las gaviotas
y también las caracolas en la playa,
Se apagaron las farolas con el día
y salieron nuevas luces con el alba,
¡luces blancas y amarillas, cielo azul,
sombras negras, tan oscuras, que se marchan!

"...Una noche vi tu sombra en una estrella,
vi tu cuerpo y tu figura reflejada,
vi el encanto de los dioses en la luna
y a una dulce mujercita en la distancia;
ella estaba, sin embargo, descansando,
a pesar de mis caricias y a pesar de ser mi amada..."

Rafael Sánchez Ortega ©
08/05/10

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