Un mechón resbalaba de la frente
para ir a dormir a su mejilla,
parecía una ola enamorada,
ondulante y llegando con la brisa.
Un velero escapado de los cielos,
una luz que se asoma a tus pupilas,
un poema que viene hasta tus labios
y que lenta, muy lenta me recita.
El cabello me roza lentamente
y un perfume me inunda y acaricia,
es olor a jazmines y lavandas
con su mezcla de jades y amatista.
Es un sueño quizás irrealizado,
la presencia del pecho que palpita,
el suspiro lanzado a las estrellas
y esos labios besando muy deprisa.
Aún no sé si este cuadro es solo un sueño,
que trazó con finura aquel artista,
el poeta, tal vez, enamorado,
con sus letras nerviosas y precisas.
Pero veo tu pelo por la frente,
como baja y se duerme en esa orilla,
en la playa paciente de tu boca,
y en el lecho que ella le cobija.
Hay un halo de áura y de misterio,
lo que emana del cuadro hasta mi vista,
lo que dice tu imagen sin palabras
y me enseña lo hermoso de la vida.
Volarán por los mares las gaviotas,
cantarán las sirenas escondidas,
llegarán los pegasos de los cuentos
y hablarán las hermosas margaritas.
Pero tú, primavera, enamorada,
con el dulce mechón entretenida,
retenías el canto de las aves
y a las olas su alegre sinfonía.
Es posible que cambien muchas cosas,
pero no borrarán de mi retina,
este lindo momento del presente
en que tú, silenciosa, fuiste mía.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/10
para ir a dormir a su mejilla,
parecía una ola enamorada,
ondulante y llegando con la brisa.
Un velero escapado de los cielos,
una luz que se asoma a tus pupilas,
un poema que viene hasta tus labios
y que lenta, muy lenta me recita.
El cabello me roza lentamente
y un perfume me inunda y acaricia,
es olor a jazmines y lavandas
con su mezcla de jades y amatista.
Es un sueño quizás irrealizado,
la presencia del pecho que palpita,
el suspiro lanzado a las estrellas
y esos labios besando muy deprisa.
Aún no sé si este cuadro es solo un sueño,
que trazó con finura aquel artista,
el poeta, tal vez, enamorado,
con sus letras nerviosas y precisas.
Pero veo tu pelo por la frente,
como baja y se duerme en esa orilla,
en la playa paciente de tu boca,
y en el lecho que ella le cobija.
Hay un halo de áura y de misterio,
lo que emana del cuadro hasta mi vista,
lo que dice tu imagen sin palabras
y me enseña lo hermoso de la vida.
Volarán por los mares las gaviotas,
cantarán las sirenas escondidas,
llegarán los pegasos de los cuentos
y hablarán las hermosas margaritas.
Pero tú, primavera, enamorada,
con el dulce mechón entretenida,
retenías el canto de las aves
y a las olas su alegre sinfonía.
Es posible que cambien muchas cosas,
pero no borrarán de mi retina,
este lindo momento del presente
en que tú, silenciosa, fuiste mía.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/10
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