Vuelven las olas
cargadas de recuerdos
con las resacas.
Tienen salitre,
espuma marchitada
entre las algas.
¡Cuántos instantes
evocan, al mirarlas,
en su llegada!
Vuelvo a los años
felices de la infancia
con mi inocencia.
La juventud
de tardes tan doradas
y soñadoras.
Y al breve otoño,
dejado a mis espaldas
en un plis plas.
Ahora me encuentro
las olas y resacas,
en el invierno.
Y las venero,
las miro enamorado
mientras suspiro.
Fueron y son,
eternas compañeras
con su candor.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/05/22
Vivir cerca del mar te deja recuerdos de los tiempos felices en que todo era fiesta, ahora ese recuerdo emociona tus tardes de sol. Evocador y bello poema.
ResponderEliminarmariarosa
Pues sí, María Rosa, es como dices.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Creo sin equivocarme mucho que aquellas personas que tenéis la suerte de vivir cerca del mar , la vida os da algo maravilloso y es contemplar las olas cada una de ellas distinta y que a veces parece que hablan en su lenguaje al llegar a la orilla de la playa ,
ResponderEliminarUna feliz noche.
Pues te digo como a María Rosa, Campirela, que es una suerte y que es así, como bien dices.
EliminarUn abrazo y feliz noche.
El vaivén de las olas te envuelve en su magia y te permite transportarte en el tiempo para evocar recuerdos y vivencias pasadas que transmiten nostalgia y melancolía.
ResponderEliminarHermoso Rafael.
Saludos.
Gracias por tu visita y comentario José Mauricio.
EliminarUn saludo.
Son como esos hitos del tiempo, dando cuerda a los recuerdos .
ResponderEliminarUn abrazo
Cierto Maripau.
EliminarUn abrazo.