Fue en una tarde
que hicimos la magosta
de las castañas.
Tarde de otoño
de un día soleado
y muy precioso.
Fuimos al monte.
Subimos sus laderas
hasta la cumbre.
Allí soñamos,
hablamos de mil cosas
y hasta cantamos.
A la bajada
formamos una hoguera
improvisada.
Y así recuerdo,
la tarde y la magosta
con los amigos.
Fuimos felices,
soñamos y reímos
de mil maneras.
Éramos jóvenes,
teníamos el mundo
a nuestros pies.
Y nos juramos,
cariño y compañía
en la amistad.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/05/22
Esas tardes improvisadas, con susurros y castañas.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, Maripau, son inolvidables.
EliminarUn abrazo.
Bonito recuerdo, los amigos y el placer de estar juntos.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Esas promesas a veces se cumplen cuando pasa el tiempo y sigues con esa amistad no hay mejor tarde que volver a recrear aquella subida a la montaña y las castañas para merendar. Un abrazo.
ResponderEliminarEs un recuerdo inolvidable, Campirela, es cierto.
EliminarUn abrazo.
Hermosa juventud en esta magosta de otoño. Los recuerdos nos atrapan. Feliz viernes. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Carmen.
EliminarUn abrazo y feliz tarde.