Te esperaré
sentado en algún banco
del viejo parque.
Allí nos vimos
y allí te conocí
en una tarde.
Fue hace unos años.
Los dos nos contagiamos
de primavera.
Te vi bailar,
danzar entre los pétalos
de los rosales.
Te desnudaste
y pude contemplarte
con mis pupilas.
Pero también
quitaste telarañas
de entre mis ojos.
Y así, desnudos,
vivimos un preámbulo
inolvidable.
Te esperaré,
nordeste de mi alma
quiero tu baile.
Quiero la brisa
que bese mis mejillas
con tus caricias.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/05/22
Bonito y sensual poema, feliz domingo Rafael.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias por tus palabras, María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Un puntito de nostalgia, pero al esperar estás lleno de esperanza, un abrazo fuerte desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias Bea.
EliminarUn abrazo.
Remembranzas que quedan fijadas en la memoria, pero que el alma las puede traer a nuestro presente cada vez que lo necesitemos y con ello darnos una bella luz de esperanza. La vida es impredecible amigo.
ResponderEliminarUn abrazo para un bonito domingo. Paty
Una bonita espera donde el recuerdo de esa primera vez permanece intacto . Un abrazo Rafael.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo en la noche.
Hay esperas eternas, que bien valen la pena.
ResponderEliminarUn abrazo
Cierto Maripau.
EliminarUn abrazo.