Una neblina
se posa en las montañas
en esta tarde.
Veo unos ojos
que miran y se empañan
desde los cielos.
Noto la brisa
que eriza mis sentidos
con sus caricias.
Un gato negro,
posado en la ventana,
está durmiendo.
Yo me sonrío,
le hablo sin palabras,
luego suspiro.
Pequeñas cosas
que pasan en el día,
sin darnos cuenta.
Pero la niebla
prosigue su amenaza
y quizás llueva.
Lluvia de enero,
invierno floreciente
que estás aquí.
Ven y no temas,
la puerta sigue abierta
y te esperamos.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/01/22
Por qué será que la niebla es el fenómeno atmosférico que menos me gusta, da miedo y no trae nada bueno. La imagen es misteriosa. Besotes.
ResponderEliminarEs que se presta a todo con ese silencio y misterio, Campirela.
EliminarUn abrazo.
La neblina aunque es tristona también tiene su encanto. Un poema fantasma, gris y misterioso, muy adecuado para en esta tiempo de invierno
ResponderEliminarUn abrazo Rafael
Gracias por verlo así Juan.
EliminarUn abrazo.